Del pino sale la piña,
y de la piña el piñón,
y el gran amor de mi madre
sale de su corazón.
Todavía recuerdo esta pequeña poesía que, teniendo 7 u 8 años, escribí a la mía un día de las madres. Nos la dieron en el colegio, y formaba parte de la tarjeta de felicitación que los alumnos confeccionamos a tal efecto.
Este año, con algunas modificaciones, la he propuesto a mis alumnos más pequeños para que confeccionen las tarjetas de felicitación para sus mamás. Las tarjetas de cada niña y de cada niño incluían además una dedicatoria de su propia cosecha. Y varios alumnos han coincidido en incluir la frase “gracias por darme la vida”.
La clase ha sido para mí un crisol de sentimientos y recuerdos.
Porque de eso se trata el reconocimiento y el recuerdo a la madre, de sentimientos, de agradecimiento, y de expresión de amor.
Es cierto que una celebración tan importante no pasa desapercibida a los centros económicos y comerciales, siempre atentos a drenar nuestra economía personal o familiar hacia sus fortunas. E incluso llegan a “sugerir” en su publicidad cierta relación entre amor y precio del regalo.
Personalmente prefiero relacionar el amor a mi madre con el valor, o mejor dicho, con los valores personales. Y le sigo agradeciendo, después de los años, el haberme dado la vida, y tantas y tantas otras cosas.
¡Gracias madre!
La fecha de celebración del día de las madres varía según el país. En España es el primer domingo de mayo, el 10 de mayo en México, y en los Estados Unidos el segundo domingo de este mismo mes.
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