Estaba escribiendo en este mismo ordenador, cuando ha llegado mi esposa con sigilo para decirme que Beto había muerto. Ya esperábamos el desenlace, pues llevaba varios días casi sin moverse, escondido tras las algas de la pecera. Compadeciéndonos del animal que nos había acompañado durante un año, nuestra mayor preocupación era que Beto, un pez Betta Splendens, era la mascota de nuestra hija pequeña de siete años.
Nuestro primer comentario ha girado sobre la posibilidad de que uno de nosotros saliera de casa raudo y furtivo hacia PetSmart, para comprar otro pez similar con el que tapar la pérdida de su querida mascota. Pero después de valorarlo, hemos decidido aprovechar la ocasión para enfrentar a nuestra pequeña directamente con la realidad de la muerte. Y más que la muerte como conocimiento (cosa que ya sabe), la muerte como sentimiento profundo de pérdida.
La muerte, esencia misma de la vida, es un hecho que en nuestra sociedad se esconde y maquilla. Una experiencia que podemos vivir en segunda y tercera persona a lo largo de nuestra existencia, y al fin, siempre en primera persona.
Ya nos temíamos la reacción de nuestra niña, de tristeza y dolor. Ha sido una buena ocasión para hablar con ella de sentimientos, y de la importancia de retener lo bueno que le supuso su contacto con Beto.
Es común que la muerte produzca incredulidad entre las personas cercanas al hecho. Y oímos frases como… “pero si ayer mismo lo vi” … “si no tenía ninguna enfermedad”. El filósofo Fernando Savater nos previene en su obra “Las preguntas de la vida”, de que no morimos porque estemos enfermos, ni porque seamos viejos (aunque ambos factores hay que considerarlos, obviamente), morimos porque estamos vivos. La condición de la muerte no es la enfermedad, ni la vejez, es la vida.
Después de hablar los tres durante un buen rato, nos hemos arreglado, sin la premura del primer impulso, y hemos salido a comprar otro bonito beta. Pero Marita ha dejado claro que le gustan los animales, y le gusta su nuevo pez, pero que este no sustituye al amigo que la acompañó durante todo un año.
Carámbanosustantivo. Hay una terminología vinculada con las estaciones del año. Entre las palabras relacionadas con el invierno está carámbano.
Carámbanos son trozos de hielo que se forman al descongelarse la nieve de los tejados, cornisas, y otras alturas, y antes de caer al suelo, algunas gotas de agua vuelven a congelarse de nuevo, tomando forma de agujas.
Los carámbanos empiezan teniendo tan solo unos pocos centímetros, y algunos pueden alcanzar gran peso y longitud.
Vocabulario. Terminología. Conjunto de palabras que se refieren a una materia, una profesión, o una ciencia.
Tejado. Cubierta superior de un edificio.
Cornisa. Parte saliente de un tejado, de una ventana, o de un acantilado.
El abeto es uno de los símbolos de las Fiestas Navideñas. Abeto decorado con figuras de origami. Museo de Historia Natural NYC, diciembre de 2010. Foto: Lety
En unos días se acabará el año, ¡y la década! Y para muchas personas es momento de hacer balance de logros, y listado de nuevos propósitos.
Con frecuencia, muchas de las cosas que nos propusimos cuando el año comenzó, se han ido desvaneciendo a través de los meses, y ahora en diciembre apenas si queda el recuerdo de aquellas buenas intenciones. Enero es el mes de los deseos, pero en diciembre sólo se puede cosechar lo que se sembró.
En las primeras hojas de muchas agendas, es posible encontrar año tras año listas como esta: aprender o mejorar idiomas, mantener la buena forma, leer determinados libros, viajar a este o a aquel lugar, dejar de fumar, hacer el estupendo curso que siempre he deseado, cambiar de trabajo, poner en marcha ese negocio que tanto tiempo llevo pensando, estar más tiempo con mi familia …
Y sí, escribir los deseos es un paso importante para que se cumplan. Pero no es suficiente.
Con frecuencia se confunden deseos y metas. ¿Cuál es la diferencia?
Mientras que los deseos indican la intención de alcanzar o conseguir algo, las metas marcan objetivos realistas, establecen plazos, contienen un plan de acción.
Además, para formular deseos usamos la forma condicional de los verbos: me gustaría…, querría…, iría…, estudiaría...
En cambio, las metas se formulan como propuestas, usando otros tiempos del modo indicativo: quiero hacer…, voy a empezar…, viajaré en abril.
“Me gustaría aprender” español es muy distinto de “voy a aprender” español.
Si aprender español es una de tus meta para este año, primero define los objetivos a conseguir, luego busca materiales y recursos, establece un horario fijo semanal, lee español cuanto puedas, escucha podcasts, habla en español con otras personas (1), marca niveles de aprendizaje a lo largo del año, revisa los objetivos en función de los logros … En definitiva, planifica por escrito tu aprendizaje, ¡y cultiva el hábito de trabajo y estudio!.
¿Que no es fácil? ¡Ya lo sé! Aprender idiomas no es fácil, pero sí útil, interesante y puede ser divertido.
Para que las metas sean viables, hay que asignarles un tiempo en nuestra vida y un espacio en nuestras prioridades, y precisan esfuerzo personal y movilización de recursos. Pero sobre todo las metas requieren de un compromiso con uno mismo y, con frecuencia, con otros.
Si quieres que tus deseos para el 2011 se hagan realidad, formúlalos por escrito en forma de metas realistas, y trabaja por lo que quieres.
Año nuevo, vida nueva.
Felices Fiestas y próspero Año Nuevo. En tus manos está.
Mediante estas direcciones web puedes conocer personas de todo el mundo para intercambiar idiomas. Pero recuerda que para un intercambio funcione, debe ser serio en los compromisos, y basarse en el principio ganar – ganar, es decir, que ambas personas aprendan y se beneficien en el intercambio.
El Empire State building es uno de los rascacielos más representativos de la ciudad de Nueva York, y posiblemente el edificio moderno más conocido del mundo.
Empezó a construirse en febrero de 1930 en el lugar que con anterioridad había ocupado el hotel Waldorf Astoria, y se inauguró en mayo del año siguiente. Con sus 102 pisos, dominó el horizonte de Nueva York hasta la construcción de las Torres Gemelas. Y después de la destrucción de las Torres ha vuelto a ser el rascacielos más alto de la ciudad.
Edificado en estilo Art Decó, fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1986. Está situado entre las calles 33 y 34, y la 5ª Avenida de Manhattan.
El observatorio.
Visto desde cualquier ángulo el Empire State building muestra un magnífico porte. Pero a su vez es un lugar privilegiado para observar los alrededores.
En la planta 86 existe un observatorio abierto al público desde el que se alcanza a ver un área muy extensa en los 360º.
Norte.
En esta dirección se hallan algunos de los rascacielos más altos de la ciudad.
A la izquierda, muy cerca de Bryant Park, está el Bank of America tower, uno de los edificios más ecológicos y energéticamente eficientes del mundo.
Más arriba vemos el río Hudson, que discurre entre Nueva York y Nueva Jersey, franqueado por el George Washington bridge.
A la derecha el impresionante MetLife building, y detrás de él está el Citicorp building, fácilmente reconocible por su techo inclinado.
Siguiendo la 5ª Avenida se distinguen las agujas de la Catedral de San Patrick, la más famosa de la ciudad, y frente a ella el GE building, que forma parte del conjunto Rockefeller Center. Detrás está Central Park, y más allá el barrio de Harlem.
Rozando la línea del horizonte podemos divisar, en días claros, el estado de Conética.
Resulta imprescindible citar el Chrysler building, orientado hacia el nordeste. Es una obra sobresaliente del estilo Art Decó.
Este.
Siguiendo el giro de las agujas del reloj y mirando hacia el este vemos el municipio de Queens, separado de Manhattan por el East river.
Resalta el Citicorp building de Queens, en tonos verdes. Queens es el municipio con más diversidad étnica de los Estados Unidos.
En la orilla de Manhattan, junto al río, está la Sede Central de la Organización de las Naciones Unidas.
Hacia el sur.
En el extremo sur de la isla de Manhattan, en Down Town, sobresale el conjunto de rascacielos del distrito financiero de Wall Street.
Brooklyn está a la izquierda, al otro lado del East river.
Desde nuestro observatorio privilegiado vemos a la derecha la bahía formada por la desembocadura del río Hudson, presidida magestuosamente por la Estatua de la Libertad y donde está la isla de Ellis, frente a la costa de Nueva Jersey.
Al fondo, el puente Verrazano une Brooklin con Staten Island, y lindando con la línea del cielo puede verse el océano Atlántico.
Mirando al oeste.
Resalta el perfil intensamente negro del rascacielos One Penn Plaza, junto a la Penn (Pennsylvania) Station y al Madison Square Garden.
Al otro lado del Hudson está Nueva Jersey. La vista se pierde en Pocono Mountains, en Pennsylvania.
Notas:
--- Hemos escrito los nombres de los estados como es más común escribirlos en español: Nueva York, Conética ...
--- Algunas palabras las hemos escrito unas veces en inglés y otras en español, dependiendo de su uso habitual entre los hispanohablantes.
Ejemplos: George Washington bridge; puente de Brooklin.
Los millares abarcan desde el número 1.000 (mil) hasta el 999.999 (novecientos noventa y nueve mil, novecientos noventa y nueve). Para escribirlos se añade al nombre del número la palabra mil, separada por espacio. Ejemplos. 3.000 tres mil 15.000 quince mil 78.000 setenta y ocho mil 149.000 ciento cuarenta y nueve mil 721.000 setecientos veintiún mil
Cuando millares, centenas, decenas y unidades van juntos, se escriben de la siguiente forma: 5.327 cinco mil trescientos veintisiete 19.440 diecinueve mil cuatrocientos cuarenta 937.011 novecientos treinta y siete mil once
La expresión “¡vaya numerito!” o también “montar un numerito”, o “montar un número” hace referencia a llamar la atención de manera escandalosa, desagradable, o violenta.
Ejemplos:
--- Rafaela le montó un número al vendedor porque no estaba de acuerdo con el precio de venta.
--- Paco y Luisa empezaron a discutir en plena calle, y la policía llegó a causa del número que estaban montando.
Montar un número significa también preparar una actuación para el público. Preparar o realizar un espectáculo.
Ejemplos:
--- Los trapecistas montaron su número cuidadosamente.
--- En el círco Prince, el número de los leones estuvo muy bien montado.
Pero no es a este tipo de números a los que nos vamos a referir ahora, sino a los números cardinales, a los que sirven para contar.
Recientemente algunos alumnos me han comentado que su profesora, o profesor, de español en la escuela regular les han enseñado que números como el 19 ó el 23 se escriben:
19 = diez y nueve (x) incorrecto.
23 = veinte y tres (x) incorrecto.
Por eso hemos titulado a esta entrada: ¡vaya numerito!
De no ser porque estos alumnos no se conocen entre sí, y asisten a escuelas muy distantes entre ellas, pensaría que se trata de una broma infantil.
Hoy más que nunca, los profesores (y cualquier otra persona) tenemos los medios necesarios para resolver nuestras dudas y corregir nuestros fallos, cuando los haya, en nuestras materias o asignaturas.
En cualquier caso, la escritura de los números es fuente frecuente de errores entre los estudiantes de español en general, de cualquier edad, y entre muchos de los hablantes de español como primera lengua.
Hemos registrado los errores sistemáticos más importantes que se cometen al escribir los números, y los hemos clasificado en cinco tipos:
veintinueve
Errores tipo 1. Dividir incorrectamente la única palabra con que se escribe un número.
Ejemplos:
16, dieciséis (ü) correcto; diez y seis (x) incorrecto.
28, veintiocho (ü) correcto; veinte y ocho (x) incorrecto.
Errores tipo 2. Unir en una sola palabra, las diferentes palabras con que se escribe un número.
Ejemplos:
43, cuarenta y tres (ü) correcto; cuarentitres (x) incorrecto.
74, setenta y cuatro (ü) correcto setenticuatro (x) incorrecto.
Errores tipo 3. Cambiar letras o palabras por otras homófonas.
- He leído en un periódico, que en Japón se ha celebrado una carrera de animales marinos. Y ¿Sabes quién llegó el último? - Supongo que el caracol marino, o la tortuga marina. - Bueno..., llegó el último el del fin. - ¡Cómo! Si el delfín es un animal que nada muy veloz. - No, no … el delfín no … el del fin … quiero decir … el del final. - ¡Ah bueno!, eso es otra cosa.
México es un país de costumbres y tradiciones. Existe una tradición prehispánica heredada de los aztecas, que se celebra el día 2 de noviembre, El Día de los Muertos. A lo largo de todo el día, comenzando casi al amanecer, una gran mayoría de mexicanos acostumbran visitar el cementerio para colocar una ofrenda floral sobre la tumba de sus seres queridos. Una vez allí, se reza el rosario, y se elevan oraciones por el eterno descanso de las almas de los difuntos.
Aunque la celebración puede tener sus variantes en cada estado, o en cada pueblo, la finalidad es común, y consiste en establecer un lazo de unión con los seres queridos que ya no están. Hay quien tiene la creencia de que a las almas de los difuntos, se les concede venir del más allá para reunirse con sus familiares que les esperan en esta tierra. Por esta razón, los familiares se preparan para recibir el alma del difunto que vendrá a convivir con ellos durante una noche, la noche del 1º de noviembre.
En espera de su llegada, los familiares colocan un altar, ya sea en sus casas o en el cementerio. Los altares se cubren con flores de cempasúchil, flores originarias de México, de color amarillo o naranja, y de un olor intenso, que se dice sirve de guía para los visitantes a este mundo. El incienso y el copal, elementos presentes en el altar también sirven de guía para el que vendrá, además de purificar y santificar el ambiente.
Para simbolizar el viento, el altar se adorna con papel picado principalmente de color morado, amarillo, verde, naranja y blanco. En el centro se coloca la foto del difunto, rodeada de velas, veladoras y cirios. Con las veladoras se forma un sendero para llegar al altar, que también representa la guía del camino para que el difunto pueda llegar a la tierra.
Se preparan los platillos de comida típica que eran preferidos por quien vendrá esa noche, mismos que compartirá en un festín con quienes le esperan. Esos platillos suelen ser mole, arroz, tamales, uchepos, etc. Sin faltar los dulces: buñuelos, calabaza, dulces de leche. El Pan de Muerto, con su característico sabor a anís, también es típico de esta festividad.
Las bebidas son otro elemento importante en el altar. Se coloca un vaso de agua fresca para que el espíritu, después de un viaje tan largo pueda calmar su sed, y además, algunos altares también tienen bebidas alcohólicas como el tradicional tequila o mezcal.
Otros componentes del altar son algunos objetos personales del difunto que le permitan recordar momentos vividos en este mundo. También se incluyen objetos representativos de la muerte elaborados por artesanos mexicanos.
Después de una breve pero feliz convivencia, se llega la hora de que las almas regresen al más allá. Se les despide con una oración para desearles buen viaje y también para pedir que se les permita volver el próximo año. Cuando ya se han ido, se apagan las veladoras y se recoge el altar.
Entre los niños existe la costumbre de pedir “¡mis muertos!” a los mayores, y ante esa petición hay que hacer un pequeño regalo, que consiste en alguna artesanía alusiva a la muerte, principalmente se regalan calaveritas de azúcar o de barro, que tienen en la frente el nombre de la persona a quien se le regalará.
Es aquella persona que va bien vestida, muy arreglada, y con bonitos y ostentosos adornos.
Ejemplos de uso:
¡Mira qué catrín vas hoy!
Adela viste siempre muy catrina.
Pero además, La Catrina (sustantivo) en México es una figura estilizada, generalmente femenina, con calavera decorada.
Catrina
José Guadalupe Posada
El origen de la Catrina está en el artista mexicano José Guadalupe Posada, que creó imágenes de calaveras muy adornadas. Las calaveras de Posada tienen, como la mayoría de su obra, un importante contenido de crítica social.
Posteriormente el pintor y muralista Diego Rivera llamó Catrina a la Calavera Garbancera de Posada, y con este nombre se popularizó.
Con el tiempo La Catrina se ha convertido en un personaje popular mexicano, y hoy se vincula al Día de Muertos, que se celebra el 2 de noviembre.
Pero La Catrina también es un objeto muy representativo del arte popular mexicano.
Martha Helena Nares es una joven artista michoacana que cuenta entre su obra con una magnífica producción de catrinas. Sus exquisitas y delicadas catrinas han viajado a varios continentes.
Hemos preguntado a Nares el significado que para ella tiene este popular personaje.
Catrina
Autora: Martha Helena Nares
"La Catrina para mí, tiene un significado que lejos de ser atemorizante, es alegre, es un recordatorio a vivir cada día como si fuera el último de nuestros días, el saber que la muerte es nuestra eterna compañera que nos invita a celebrar la vida a cada paso que damos, además también es un recordatorio de nuestros ancestros, que nos permite tenerlos cerca de alguna manera, para no perder nuestra identidad ni nuestras costumbres como mexicanos".
El saludo es una expresión de buena educación y cordialidad.
Es educado saludar a otras personas cuando nos encontramos con ellas, y cuando entramos en un lugar en el que hay gente. También es adecuado saludar para despedirse.
Dependiendo de la relación que tengamos con quien saludamos, y de la relevancia de la persona, el saludo puede ser informal, o formal.
SALUDO INFORMAL.
Se utiliza para saludar a personas conocidas y cercanas. Es el más común entre los jóvenes.
Según las culturas, el saludo se acompaña con un abrazo, con uno o varios besos, estrechando las manos ...
Hay personas que no tienen la costumbre de saludar, y lo que es peor, que no responden al saludo de otros. Con ello evidencian su mal gusto y poca educación.
Ante esta situación un amigo mío, cuando llega a un lugar donde hay otras personas, dice: “¡buenos días! … para quien salude”.
Dice que de esta manera nadie le deja con el saludo en la boca*.
*Dejar con el saludo en la boca: no responder al saludo que otra persona hace.
Tengo un amigo que cuando quiere hacer una crítica a algún familiar o allegado, habla de él, o de ella, como si de alguien indefinido se tratara, o pone el comentario crítico en boca de otra persona.
Dice por ejemplo: "Un compañero de mi oficina siempre anda con problemas financieros por su mala organización económica. Por más que gane, nunca le alcanza".
Pero el tal compañero no existe. El comentario va dirigido hacia su cuñado, el marido de su hermana menor, que está acostumbrado a gastar, y derrochar, más dinero del que gana.
Mi amigo tiene una actitud muy astuta, para evitar verse implicado en un "problema" familiar por hacer ese comentario.
Voy a hablarles de otro caso. Una amiga mía conoce a una Señora (a la que llamaré Señora X) que tiene la mala costumbre de criticar a quien se le pone por delante. Y en alguna ocasión a mi amiga le ha tocado oírla decir comentarios mal intencionados, y de mal gusto, sobre otras personas. La Señora X, en medio de sus comentarios intercala la expresión... "¿verdad?" ... y sigue comentando.
Si cuando dice ... "¿verdad?" ... hay alguien que responde... "sí", o asiente con la cabeza, la Señora X, astutamente, adjudica a esa persona las barbaridades que ella estaba diciendo.
Se le llama astuto o astuta, a quien tiene la habilidad para engañar a otros, o para evitar el engaño.
Igualmente la persona astuta es aquella que usa medios poco claros para obtener sus fines.
En fábulas y cuentos, al zorro se le representa como animal astuto.
Vocabulario.
Desrrochar,verbo: 1) malgastar el dinero y los bienes. Tiene una connotación negativa.
2) Utilizar de manera excesiva y generosa algunas cualidades personales, como las energías, la alegría, el buen humor, la simpatía ... Tiene una connotación positiva.
Intercalar, verbo: poner entre otras cosas, o personas. Intercalar una palabra significa ponerla entre otras palabras o frases.
asiente, verboasentir: estar de acuerdo con algo que se ha dicho.
barbaridades, sustantivo: comentarios o actuaciones que son excesivas, torpes, o desconsideradas.
Es posible que mientras yo escribo estas letras usted esté durmiendo. Y es posible que cuando usted lea este texto esté durmiendo yo.
Y es que vivir en continentes distintos crea un desfase vital entre las personas.
Hace años esta discrepancia no importaba, pues la lentitud de los medios de comunicación hacía irrelevante el hecho de que, al recibir una carta de un amigo o familiar desde un remoto lugar, la carta hubiese sido escrita de día o de noche.
Hoy al contrario, este desfase es evidente, y con los modernísimos medios de comunicación se manifiesta de inmediato. Cuando hablo a mi madre, o chateo con mis hijos mayores, puedo decirles ... ¡hola mamá, buenos días!; u ... ¡hola hijos, buenas tardes!. Y ellos responden a mi saludo diciendo ¡buenas noches!. Porque mientras aquí en Nueva Jersey vamos a comer, en España es la hora de la cena.
Alguna tarde he recibido, justo saliendo a trabajar, la llamada telefónica de un amigo que después de cenar quería, desde el otro lado del Atlántico, contarme un par de cosas importantes. Y aunque la situación requería de su tiempo, el momento de mi marcha era improrrogable.
Él se encontraba en casa relajado, en bata y zapatillas, escuchando música y con alguna hora disponible por delante. Yo en cambio estaba en medio de un ajetreado día, y no andaba sobrado de tiempo.
Mientras hablábamos, en el mismo instante, ambos vivíamos momentos del día muy diferentes.
Con respecto a esta cuestión, una situación muy desconcertante es que, de madrugada, te despierte la llamada telefónica de alguien que, sin darse cuenta de las seis o siete horas de diferencia horaria, te pregunta: ¿qué tal va todo? Y lo peor es que a la desorientación que acompaña el repentino despertar, se une el temor de que, a esas horas, no te hayan llamado para nada bueno.
Pero el desfase horario entre continentes repercute, sobre todo, en los vuelos de larga distancia a través de los husos horarios. Nuestra biología entiende peor que nuestra mente que, saliendo de Madrid a las dos de la tarde, lleguemos a las cuatro de la tarde a Nueva York, después de ocho horas de vuelo.
Son síntomas frecuentes producidos por este tipo de viajes, aparición de fatiga, desorientación general, alteración del sueño, alteraciones del apetito y de la digestión, cambios en el estado de ánimo. También se suele sentir mareo y dolor de cabeza. En fin, un conjunto de síntomas a los que se conoce con el nombre de “síndrome del desfase de husos horarios”, más popularmente conocido como jet lag.
¿Cómo superar el jet lag?
Personalmente me baso en lo que he leído, y sobre todo en mi experiencia en vuelos. Para minimizar los efectos del jet lag recurro a lo siguiente:
- Planificar el viaje de tal manera que llego a destino un par de días antes de incorporarme al trabajo, o a un ritmo intenso de actividad cotidiana. De esta forma dispongo de, al menos, dos días para “funcionar a medio gas”.
- Viajar descansado. Desde un par de días antes del vuelo procuro estar tranquilo y dormir lo suficiente.
- Mantengo el ejercicio físico que realizo habitualmente. Me produce bienestar.
- Comer pocas cantidades pero de forma frecuente, antes, durante y después del viaje.
- Cuando el avión despega, pongo en mi reloj la hora de destino.
- Ya en el avión me relajo y, cuando puedo hago algún ejercicio suave, como estirarme o caminar.
- No beber ni alcohol ni café durante el viaje.
- Me incorporo enseguida a actividades moderadas de la vida cotidiana, en el lugar de destino. Evito quedarme en casa todo el tiempo, y salgo a pasear, a comprar alimentos, a ver a algún amigo o familiar.
- Cuanto antes, visito lugares muy significativos para mí. En Cartagena el mar o La Muela, en Nueva Jersey un precioso sendero junto al río Hudson, en La Piedad (Michoacán – México), La Plaza, El Portal de Abajo, y la Iglesia del Señor de la Piedad.
- Mientras realizo estas actividades voy buscando que me dé el sol, para ayudar a reajustar mi reloj interno.
- Muy importante según mi experiencia. Dormir en el horario de destino. Si la primera noche duermo poco, no vuelvo a dormir hasta la noche siguiente.
Y … ¿cuál es el resultado?
Generalmente bueno, y en pocos días, a veces en horas, me encuentro suficientemente bien y apenas si siento los efectos negativos del viaje.
Pero no siempre es así. El último viaje entre Nueva York y Madrid, en julio de 2010, me dejó aturdido y tardé un par de días en volver a coger el ritmo.
Otro detalle es que acuso menos los efectos indeseables, y me adapto antes, cuando viajo desde España hacia América (bien a México, o a los Estados Unidos), que en los viajes desde América hacia Europa.
Y es que, por lo que sé, los efectos del Jet Lag son más tenues cuando se viaja hacia el oeste.